lunes, 14 de diciembre de 2009

SE VENDE

Para los que son asiduos al teatro, he aquí una obrita corta que escribí para un taller de escritura en la universidad. Recuerdo que al grupo le gustó, pero el maestro me criticó la extensión. Debíamos hacer un escrito no mayor a 2 cuartillas y eso hice. Claro que la tipografía fue Arial 8 ja, sin márgenes o espaciado alguno. Lo siento, no estuve dispuesta a sacrificar mi historia por una tareita.
Espero que les guste.
SALUDOS
YU
PD. Para aquello de los plagios. La obra está registrada ja.
Personajes

Susana Casas de la Colina, vendedora de bienes raíces. (40 años, soltera)
Alfonso Montes de Oca (30 años, casado)
Rosario de Montes de Oca (27 años, casada)


La acción se desarrolla en un departamento deshabitado y sucio que se encuentra en venta. El escenario está dividido en dos. En un lado está la sala-comedor donde hay un par de sillas, una alfombra y un sillón; el papel tapiz con figuras de aves está despegado en gran parte de las paredes. Del otro, hay un baño donde está instalada una vieja lavadora.

Susana, sin zapatillas, con una minifalda y su sostén, está agachada tratando de sacar una mancha de la alfombra con un cepillo.

ESCENA 1

VENDEDORA: (Molesta) ¡Nombra! Ya ni la muela Rufino con este pinche departamento. Qué digo departamento, ¡cuchitril!, ¡pocilga de mierda! Cómo espera que venda este departamento que apesta a muerto; que sólo tiene dos sillitas de comedorcito Mi Alegría y un sillón sin resortes. (Ve las paredes) El papel tapiz con pajaritos despegado por la humedad. Parece que hasta las pinches golondrinas dicen (Cantando) A dónde irás veloz y fatigada… para largarse de aquí. ¡Ah pero eso sí! El anuncio del periódico decía:

Bonito departamento
Amueblado.
Una recámara.
Cocina.
Baño con servicio de lavado y secado.
Nuevo, fresco, asoleado.
Impecable decoración.
Ubicadísimo…


(Desilusionada) Con razón no han encontrado quien lo compre. (Confiada) Pero eso va a cambiar. Hoy voy a vender este departamento. Porque en Bienes Raíces Rufihome no hay departamento invendible con un vendedor invencible. (Ve su reloj) ¡Ay no!, las 2 de la tarde y yo aquí medio encuerada perdiendo el tiempo. (Se viste) (Suena el timbre) ¡Ya voy! ¡Ya voy!, un momento por favor. (Abre la puerta) (Cordial) Hola que tal muy buenas tardes. Soy Susana Casas de la colina. Soy la vendedora de bienes raíces. Ustedes deben ser los Montes de Oca. Pero pasen, pasen, están en su casa. Bueno eso espero. (Se ríe) les va a encantar el departamento.

AMBOS: Gracias.

ALFONSO: (Sarcástico) s la primera vez que llegamos a tiempo, verdad ¡nenita!

ROSARIO: (Dulce) ¡Ay osito! No nos tardamos tanto en el otro departamento. (A la vendedora) Es que me quedé viendo el azulejo del baño, estaba divino. (Al marido) ¿Verdad que estaba precioso cariño?

ALFONSO: Si tu lo dices.

VENDEDORA: Ay no me digan, ¿recién casados?

AMBOS: Sí.

VENDEDORA: (Burlona) Se ven tan enamorados. Es por eso que van a quedar fascinados con este departamento. Es el lugar ideal para una pareja tan linda como la suya.

ALFONSO: Eso espero, porque hemos visto ya tantos, que no sé qué esperar de este…

VENDEDORA: Permítanme mostrarles las maravillas de este lugar. (Conduce la pareja al centro de la sala) Cómo podrán observar aquí se encuentra la sala-comedor.

ALFONSO: ¿Esto es el comedor? Si sólo son dos sillas mal pintadas que parecen de juguete. ¿Y la mesa?

VENDEDORA: Para qué necesitan una mesa cuando pueden adoptar el modo de comer de los japoneses. Las sillitas a la altura del piso le dan un toque oriental perfecto para tener una cena a la luz de las velas.

ROSARIO: (Entusiasmada) Osito imagínate. Con una mesita pequeña, la vajilla que nos dio mi mamá y unos kimonos para ti y para mí, el comedor quedaría precioso.

VENDEDORA: Excelente idea señora Montes de Oca.

ROSARIO: Dígame Rosario.

VENDEDORA: Excelente idea Rosario, un toque sublime. No yo me hubiera imaginado algo tan original con tan pocos recursos.

ALFONSO: Rosario es decoradora de interiores.

VENDEDORA: Con mayor razón. Este lugar sería el reto perfecto para una mujer tan emprendedora como usted. Qué les parece la alfombra persa de la sala. (Se da cuenta de la mancha que no pudo sacar y lo tapa con un pie) Y el sillón reclinable para descansar después de un día pesado en el trabajo. Por qué no lo prueba Alfonso, le va a encantar.

(Alfonso se sienta. Se hunde en el sillón y lanza quejidos de dolor.)

ALFONSO: ¡Puta madre! Me tronó todos los huesos.

ROSARIO: (Rosario lo levanta) Mi amor. ¡Qué te pasó?

VENDEDORA: (Así misma) ¡En la madre! Don Poncho, ¿se encuentra bien?

ALFONSO: Este pinche sillón no sirve. No sirven los resortes.

ROSARIO: (Lo abraza) Osito no te enojes. Lo podemos cambiar por ese sillón reclinable de cuero negro que viste en la mueblería y asunto arreglado.

VENDEDORA: Le juro que no sé qué le pasó al sillón. Hace unos días estaba en perfecto estado. (Sagaz) Seguramente el portero lo usó para ver la final del mundial. Claro, si ya no hay respeto por la propiedad privada. Pero no se preocupen, les prometo que gente como esa no volverá a dañar su hogar.

ALFONSO: (Discreto) Oye Rosario, a mí no me está gustando este dichoso departamento. Mejor vamos a ver el otro. (Dudoso) El que estaba cerca de la casa de tus papás.

ROSRIO: Pero osito. Imagina todos los cambios que puedo hacer en este departamento. Aquí puedo poner en práctica tolo que aprendí en la academia.

ALFONSO: (Reflexivo) Bueno pues sí está mucho más barato que los otros.

VENDEDORA: (Nerviosa) Don Poncho, no se preocupe por trivialidades como los muebles. Todo eso se puede tirar. Ustedes pueden crear su propio estilo. Lo más importante es que en este departamento sólo estarán ustedes… Solos (En secreto) Lejos de sus suegros.

ALFONSO: (Indeciso) (Se dirige al otro lado del escenario) ¿Y aquí está el baño?

VENDEDORA: Y el servicio de lavado y secado. (Entran) (Rosario se queda viendo el papel tapiz.)

ROSARIO: Ve osito, tal vez ése no esté en taímalas condiciones y tú lo puedas arreglar. Ya eres todo un ingeniero.

ALFONSO: Soy civil, no eléctrico.

ROSARIO: Pero seguramente podrás repararlo, verdad mi amorcito.

VENDEDORA: (Enciende la lavadora. Ésta comienza a vibrar y hacer un sonido extraño.) Qué le parece Alfonso. Está muy bien conservada, sólo le hace falta un ajustito.

(Alfonso se agacha a revisar. Toca la lavadora y comienza a electrocutarse.)

ALFONSO: (Gimiendo) ¡Ay, ay, ay….! ¡Jálalo!

VENDEDORA: (Intentando desconectar el cable) Espere, ya casi lo agarro, es que está muy largo. No se preocupe, ya casi…ya casi.

(Rosario escucha enfurecida tras la puerta y comienza a golpearla.)
ROSARIO: Alfonso. ¡Cabrón! ¡Infeliz! Abre esa pinche puerta. Y usted ¡vieja ofrecida! ¡Piruja de Sullivan! Salgan desgraciados.

(La vendedora logra desconectar la lavadora. Alfonso se reincorpora desaliñado. Ella ha perdido una zapatilla y el saco se le ha desabrochado.)

ROSARIO: (Golpeándolo) ¡Pinche ojete! Qué te crees, que vas a venir a ponerme el cuerno hasta con la vendedora. Si no has cambiado. Casado eres peor. Nada más ves una escoba con patas y te dejas agarrar.

ALFONSO: (Desconcertado) Pero si estábamos revisando la lavadora y me electrocuté. ¿No me dijiste que la revisara?

ROSARIO: Claro y qué vas a andarle revisando si no eres electricista. ¡Sínico! (A la vendedora) Y usted qué pensó, que ofreciendo las nalgas íbamos a aceptar comprar esta pocilga. Vieja cochina.

VENDEDORA: (Nerviosa) Pero si yo… él. Nosotros no hicimos nada. Yo sólo le mostré la lavadora y su marido se prendió.

ROSARIO: Ya oíste. Si con cualquier trapo te enciendes. Ya me lo decían mis padres ¡No te cases!, ese tipo te va a llevar a la ruina. (Solloza) Y ve lo que me haces después de un mes de casados.

ALFONSO: Pero Chayito si yo no hice nada.

ROSARIO: (Fúrica) No me digas Chayito. Ya sabes que me choca que me digan así, por eso me lo dices verdad. (Se sienta en el sillón)

VENDEDORA: No hicimos nada Rosario se lo juro. Todo esto es un malentendido.

ROSARIO: (Se levanta) Claro que hay un malentendido. Este departamento es una pocilga. ¿Amueblado? Dos pinches sillas y un sillón roto; tapizado con unos mugrosos patoso o no sé qué. Qué cree que no me di cuenta de que la alfombra tiene una pinche mancha que huele a caca. Y para colmo usted se incluye en la promoción del departamento y se pone a fajar con mi marido en el baño. Si el anuncio no decía ¡puta incluida!

ALFONSO: ¡Nenita! Ya no llores, deja que te aclare lo que pasó…

ROSARIO: (Lo empuja al sillón) Quédate con tu departamento. Total te gustó tanto, pues cómpralo porque yo me voy con mis papás.

(Sale)

ALFONSO: Osita, espérate. No te vayas. Escúchame… (Sale)

VENDEDORA: (Gritándoles desesperada) Entonces ¿no van a comprar el departamento?
(Derrotada se sienta en el sillón. Se lleva las manos a la cabeza. Luego de unos segundos se reanima y reincorpora.)

La cita de las 3. (Mirando hacia el horizonte) (Decidida) Porque EN Bienes Raíces Rufihome no hay departamento invendible con un vendedor invencible. (Continúa limpiando la mancha de la alfombra.)

CAE EL TELÓN

FIN

2 comentarios:

Zefe dijo...

Hola amigui, lei tu obra, es divertida, y en esa ciudad todo puede pasar asi que no es tan inverosimil. Me gusto. Jeje.

pispiration dijo...

Hola Yuri

Está muy divertido, me acuerdo de que entré a su salón con Manjarrez cuando la leíste. Ojalá publiques cosas de teatro más recientes. Tengo una pastorela tuya, si no la tienes te la mando. Mucha suerte con tu blog.