jueves, 13 de mayo de 2010

MINICUENTO

Feliz salió rumbo al gimnasio, ignorando que una de sus sandalias la haría tropezar; mientras su cuerpo yacía sobre la banqueta, no pudo evitar sonrojarse al escuchar una voz diciéndole ¡Cuidado!

FIN.

martes, 11 de mayo de 2010

Día de las madres

Desde que inicié este blog vislumbré la llegada de esta sinopsis cinematográfica para compartirla con ustedes en el mes de mayo. Dudo que haya otra película que represente agudamente la idiosincrasia del mexicano en una festividad tan arraigada en nuestra sociedad como lo es el Día de las Madres.

No quiero decir que lo narrado a continuación sea una generalidad; espero que a través de los años, esta ingrata costumbre haya desaparecido en las familias mexicanas y por lo menos este día, las mamás sean reconocidas como se merecen-pensé utilizar la publicitaria frase “Las Reinas del Hogar”, pero estaría repitiendo patrones arquetípicos de marginación hacia la mujer y degradantes para su papel como madres.

“Día de las Madres” es una película protagonizada por Evita Muñoz “Chachita” y Pedro Weber “Chatanuga” y relata la historia de Rosita, una señora entrada en los cincuenta y tantos años que llegado el día de las mamacitas, decide echar la casa por la ventana para preparar una comilona y celebrar con su familia.

La travesía comienza cuando ella y Toño, su rezongón marido, acuden a la Merced para comprar el mandado indispensable para el molazo que engalanará su casa; la pobre señora batalla para estirar el dinerito, mientras el otro, arrastra el montón de bolsas sin perder de vista a las muchachas petaconas que transitan a su lado.

Al término de la compra y con sólo 80 pesos en el monedero, Rosita le dice a Toño que regresarán a casa en camión; éste se niega y al no poderle hacer la parada a un taxi, consigue que un camión de abasto del mercado los lleve hasta la Martín Carrera.

Zangoloteados y exhaustos, el matrimonio llega a su destino después de haber perdido un par de pollos durante el trayecto, los cuales anticipadamente, don Toño decidió comprar vivos con tal de ahorrarse unos centavos.

Una vez en casa, Rosita comienza a preparar la comida, en tanto el menor de sus hijos, un holgazán sin empleo, le estafa 500 pesos de su monedero para irse a parrandear con la banda. A regañadientes Toño se dedica a picar cebolla; y a matar al fregado pollerío, para desplumarlo; Rosita aún de pie en la cocina, recibe a su única hija, quien le notifica que al igual que todas sus cuñadas, salió con su domingo 7 y tiene cuatro meses de embarazo, ¡Bendito regalo del Día de las Madres!; la mamá furiosa pero sin dejar de apoyarla, distrae a Toño para que no se percate de esto.

Cuando por fin la pareja se va a la cama, aparece el hijo con su bola de amigos pedos para mal entonar las “Mañanitas”, lo cual obliga a Rosita a levantarse para recibirlos; una vez que terminan de cantar, los zánganos le piden a la festejada que les sirva un caldito de pollo y unas copitas de tequila para el frío, argüende que los infelices prolongan hasta el amanecer, momento en el que abandonan la casa, no sin antes, dejarle el reguero en el comedor a la mamá.

Conforme avanza el día el resto de los hijos arriban con sus familias; el primero, un sindicalista pinta cuernos que aparece con su esposa y 3 hijas; después, un burócrata con esposa, 4 niños y una amante embarazada; otro, un cartero con 3 hijos y una mujer embarazada; y el último, un panadero golpeado por su mujer y 4 hijos.

Los regalos que recibe Rosita son: un arreglo floral semi marchito; un babero de cocina; un juego de vasos de vidrio; y un pastel aplastado, consecuencia de la borrachera del panadero la noche anterior.

Ilusamente ella piensa que las nueras le ayudarán a terminar la comida pero no, éstas se dedican a chismorrear en contra de sus maridos; y ellos se emborrachan con el papá mientras ven revistas porno.

En el patio, todos se sientan a la mesa mientras la agasajada, ataviada con su babero nuevo, les sirve de comer. En eso aparece en escena el amigote de parrandas del sindicalista, acompañado por la secretaria que el primero quiere echarse al plato, hecho que repudian las mujeres y aplauden los hombres. Para distraer la atención, los hijos comienzan a echarle porras a su jefecita, deseándole que viva muchos años más para que reine la armonía entre ellos (Traducción: Que la ñora siga jodiéndose para festines próximos de su ojete familia).

Sola en la cocina, Rosita come su molito agotada y deprimida.

Cuando se abre el baile al interior de la casa, se hace un revoltijo de parejas donde todos buscan arrimón con quien se deje. La secretaria hipócritamente mareada, se deja llevar por el sindicalista a una de las habitaciones y evidentemente empiezan a fajar; en la sala Rosita reprende a uno de sus nietos quien juega con un encendedor; pensativa, exclama un acongojado “Ay Diosito qué familia me vino a tocar”.

El clímax de la historia se da cuando Rosita, las nueras y la esposa, descubren al sindicalista medio encuerado con la secretaria; en el barullo la pareja de calenturientos abandona la casa, mientras que el resto de los hijos borrachos, intentan tranquilizar a su mamá; las nueras iracundas comienzan a pelear con sus maridos quienes responden con sendos cachetadones a las viejas lo cual provoca una trifulca descomunal, que sólo es apaciguada con el grito de “Ya párenle, vean lo que le hacen a su mamá” de Toño.

Todos distraídos se olvidan del pirómano del nieto quien estúpidamente, jugando, prende las cortinas de la cocina, idiotez que desata el fuego en toda la casa. Ante el aviso desentendido del mocoso de “Se está quemando la casa”, la familia sale despavorida antes de que el tanque de gas explote y termine con la casa de Rosita. Todos miran ensimismados quemarse el hogar, en lugar de correr a un teléfono para pedirle auxilio a los bomberos, ¡duh! No cabe duda que para hijos con iniciativa, los de esta historia.

La película termina con los alaridos de Rosita quien histérica exclama “Toño mi casa, se quema…”

No sé ustedes pero después de esto, yo corrí a abrazar a mi mamá y decirle cuánto la quiero.

SALUDOS
YU